NovelaBeatl

The Beatles

domingo, 28 de agosto de 2011

Capi. 129*


Después de estar un rato hablando de nuestro pasado en aquella azotea, le ayudé a Ana y la llevé a la casa de sus padres. Antes de bajar, pensé que le serviría de ayuda si le dijera de un buen lugar en dónde vivir.

Yo: Oye, por si te interesa... conozco un buen lugar, en donde podrías vivir.-sonreí.
Entonces me volteó a ver, cuando estaba a punto de bajar.
Ana: En serio?
Yo: Sí! Qué dices si yo te llevo a verlas?
Ana: Bromeas? Me encantaría! Gracias!
Se lanzó sobre mí y me dio un fuerte abrazo. Pero rápidamente se retiró.

Ana: Perdóname, soy muy emotiva-rió.
Yo: No te preocupes. Bueno, cuándo nos vemos para eso?
Ana: Cuando quieras.
Yo: Mañana? Digo, si puedes...
Ana: Bromeas? Ocupada? Viviendo con mis padres, en una ciudad donde acabo de llegar y no conozco a nadie? Claro, excepto a ti y a los otros chicos. Queda perfecto mañana, muchas gracias.
Yo: Paso por ti a las 3:00 pm para comer y luego de ahí, irnos?
Ana: Está bien, gracias!
Volvió a sonreír y entonces se despidió de mí con un beso en la mejilla.

Me marché a la casa, tranquilo y por alguna extraña razón... feliz. Estar con Ana me había hecho olvidar de lo que había pasado unas horas antes de que me topara con ella. Era una buena amiga.

NARRA (TN):

Estábamos jugando monopoly, cuando la puerta de la entrada se abrió y entró George, al parecer... feliz. Colocó su abrigo en el perchero de la sala y subió las escaleras. No sin antes despedirse.

George: Cómo están? Voy a mi habitación, duerman bien, nos vemos mañana!-se despidió con una sonrisa y se marchó.
Todos nos volteamos a ver desconcertados.

Yo: Vieron eso?
Paul: Entonces, no soy el único?
Ringo: Está borracho, seguro.
John: No lo creo. Si estuviera borracho, no hubiera podido poner el abrigo en su lugar.
Paul: John tiene razón... algo le pasa.
Aisha: Estoy con él.
John: Seguro se encontró con unas chicas-rió pícaramente.
Yo: Lo creen?
John: Tienes algo en contra de eso, (tn)?-enarcó una ceja.
Yo: No, para nada-reí con nerviosismo- bueno, sigamos!

Seguimos jugando, y luego de un rato, nos fueron a dejar a nuestra casa. Ringo y Paul nos acompañaron, y al llegar a nuestra casa, bajaron para despedirse de nosotras.

Yo: Por qué crees que George llegó así?
Paul: No lo sé-jugueteaba con mi cabello, viéndome con cierta ternura- capaz tenga razón John, encontró alguna diversión por ahí. Por qué? Te preocupa eso?
Yo: Eh? No,no. Claro que no.

Paul se acercó a mí y me abrazó.

Paul: Quieren venir mañana?
Yo: Claro, por qué no?

Se acercó a mí y me besó en la frente, para luego pasar a los labios. Se separó y se marchó, junto con Ringo.

Aisha y yo entramos a la casa, cada quién a su habitación. A la mañana siguiente, las dos nos levantamos a hacer el desayuno, pues nos iríamos en la tarde a buscar alguna mascota, queríamos hacernos de una.

Terminamos de preparar todo, y nos sentamos a comer. Estábamos en silencio.

Aisha: Y eso que estás en silencio? Tú siempre hablas, hasta luego me aturdes.
Yo: Agradece que en la mañana y no en la noche.
Le volteé a ver mal, y ella rió.

Aisha: Qué pasa, (tn)? Tú no eres así.
Yo: Notaste cómo llegó George ayer? Como si no hubiera pasado nada...
Me quedé viendo al plato, y no me había dado cuenta, que estaba hablando en voz alta.
Aisha: Espera... estás diciendo que hubo algo entre ustedes ayer?
Yo: Eh!?-tragué saliva- eh... no.
Aisha: En serio, (tn).
Yo: Fue la despedida! Nada más.
Aisha: A qué hora?
Yo: Cuando ustedes no estaban, que se fueron a comprar, iba saliendo yo de la habitación de John, y él me jaló hacia su habitación. Ahí fue la despedida. No pasó de besos, te lo juro.
Aisha: Tienes suerte que eres mi amiga. Pobre Paul.

Eso me hizo sentir mal, Paul no tenía la culpa de lo que me pasaba con George... por qué era yo así? Le estaba haciendo daño... pero igual... ya todo se había acabado con George, eso me dejaba más tranquila. Ahora... sólo faltaba olvidarme de él.

Aisha se metió a bañar primero, sabía que era la que tardaba más, así que la dejé primero a ella. Teníamos dos baños, pero igual, no nos podíamos bañar al mismo tiempo porque se cortaba el agua.

Después que terminé yo, nos subimos al carro y nos fuimos a la tienda de mascotas.

Continuará...




miércoles, 17 de agosto de 2011

Capi. 128*


Se escuchó el abrir de puerta proveniente de la planta baja. Me alejé de George, y en un murmullo sólo pude decir:

Yo: George, ya llegaron.
George: Un poco más-decía con los ojos cerrados aún y con sus dos manos en mi cara
Yo: No, George.
Él se alejó de mí, me miró fíjamente a los ojos, y entonces entendió. Fue a abrirme la puerta, y después se fue a sentar a su cama. Yo salí para ir con Paul.

Bajé las escaleras, y me encontré a los chicos con bolsas del súper.

Yo: De compras?-sonreí
Ringo: Así es.
Paul: Cómo está John?-salió de la cocina- Sigue igual?
Yo: Ya les cuento

Bajé y les conté todo. Alguien nos interrumpió. Fue George que bajaba las escaleras apurado. Tomó sus llaves, su saco se lo colocó en el hombro y entonces salió. Nos quedamos viendo los unos a los otros, pero después continuamos con nuestra plática.

Paul: Así que dice que vio a su hijo?-preguntó pensativo
Yo: Sí. Aunque nunca antes me lo había dicho. Me siento algo mal por ello la verdad.
Ringo: Lo sabemos, y lo sentimos, pero Brian nos hizo prometer que no dijéramos o se arruinaría todo.
Yo: No te preocupes, tenían que hacerlo.
Paul: Se, sabes cómo es Brian...

NARRA GEORGE.

Quería olvidarme de todo y la mejor manera era emborrachándome, no me importaba dónde. Así que me metí al primer bar que vi. Me senté en la barra y pedí una cerveza. Después vino otra y cuando estaba por la tercera, observé a la chica de a lado, se me hizo algo familiar. Estaba riendo. Pronto me di cuenta que era Anna.

Yo: Anna?
Ella giró la cabeza lentamente y me volteó a ver.
Anna: George! Espera... Qué hace una persona como tú en este lugar?
George: Olvidándome de mi maldita vida, y... Tú?
Anna: Rompí con Bob-fingió una sonrisa
George: Pero cómo?
Anna: Sí, nomás nos dijimos adiós y... No, la verdad es que tenía miedo... de que me dejara como a Joan. Ese infeliz... igual, lo sigo queriendo. Y tú mi buen amigo, quién es la zorra?
George: (tn)-reí al pronunciar su nombre
Anna: Jódeme!-se tapó la boca sorprendida.- Pero andaba con Paul, no?
George: La razón de mi dolor
Anna: Déjala George, hay más chicas por ahí-me guiñó el ojo. No como coqueteo, sino como apoyo

De pronto un hombre gordo se acercó al otro lado de Anna y le tocó la pierna.

Hombre: Hola guapa
Anna inmediatamente Anna levantó su mano y le plasmó una tremenda cachetada.
Anna: Cerdo!
El tipo ya enojado la volteó a ver y también levantó la mano.
Hombre: Oye zorra!
Estaba a punto de pegarle, cuando yo me levanté del lugar y le di un puñetazo al tipo, mandándolo a una mesa. Anna me volteó a ver sorprendida, y pude notar en sus ojos el agradecimiento. Entonces todos me voltearon a ver igual sorprendidos, pues al parecer me había metido con el más rudo del lugar. Se levantó de todo el desastre y me volteó a ver con ojos asesinos.

Hombre: Te crees muy rudo, flacucho?-entonces me observó bien- Espera... tú eres uno de ellos. Sí! Tú eres uno de esos mariquitas con peinado estúpido!-rió- Siempre he soñado con estrangular a uno. Por fin se va a complir mi sueño.
Entonces Anna se enojó y le respondió.
Anna: Oye tú estúpido mastodonte, cuál mariquita dices? Que aquí sólo veo uno, y ese eres tú.

Se oyó un ''uuuu'' de todo el lugar. El tipo se había enfurecido más. Entonces sólo se escuchó un ''Agarrenlos'' saliendo de su boca. Tomé a Anna de la mano y salí corriendo del lugar. Era todo un callejón, y estaba seguro de que nos alcanzarían. Anna reaccionó y giró a la izquierda de uno. Entonces fue cuando observé una escalera de una casa que subía al techo. La señalé y ella sonrió. Primero subió ella y luego yo. Para nuestra suerte los tipos no nos vieron y se siguieron el camino. Subimos al techo de la casa y entonces pudimos respirar tranquilos.

Yo: Estás bien?
Anna: Qué cerdo el tipo ese. Y sí estoy bien, muchas gracias.- Se volteó y me sonrió.
Entonces nos recostamos y observamos las estrellas.
Anna: Triste y linda a la vez la noche.
Yo: Se...
Hubo un silencio incómodo después, y para terminar con él, yo hablé.

Yo: Y... eso que no has vuelto a Nueva York?
Anna: No voy a volver. Me voy a quedar aquí en Londres. Ya mandé pedir mis cosas.
Yo: En serio?-me levanté y la volteé a ver a los ojos.
Anna: Sí-soltó una ligera sonrisa- voy a abrir mi galería de arte aquí. Mientras busco casa, voy a vivir con mis papás. A volver a los años de adolescente.-entonces se levantó y me volteó a ver fijamente- además, siempre me ha gustado Londres.

Nos observábamos fijamente a los ojos, uno al otro. La luz de la luna le pegaba en la cara perfectamente. Algo interrumpió el momento... la peor situación que podía interrumpir un momento... mi estómago sonó. Anna volteó a otro lado y comenzó a reír, yo me apené y volteé al lado contrario.

Anna: No te preocupes, es natural. Tienes hambre y creo que yo también...
Afortunadamente un burger King quedaba frente a nosotros.
Yo: Quieres una hamburguesa?
Anna: Está bien. Gracias.
Yo: Espérame aquí.
Anna: Espera!-gritó cuando yo estaba a punto de bajar las escaleras- Se va a armar un escándalo si te ven. Mejor voy yo.
Yo: No te preocupes...

Anna comenzó a sacarse la bufanda que tenía puesta, y se sacó unos lentes que tenía en la gabardina. Entonces me los entregó.

Anna: Póntelos aunque sea de mujer.

Los acepté, le sonreí y bajé. Crucé la calle y pedí las ordenes. La gente se me quedaba viendo raro cuando me vio entrar, ya que traía gafas de mujer y bufanda de mujer. Cuando me las entregaron, rápidamente salí corriendo del lugar. Volví con Anna y le entregué su hamburguesa.

Yo: Todos se me quedaban viendo raro.
Anna: Te queda bien el rosa con morado-dijo sarcásticamente

Comenzamos a comer. Por fin caían alimentos a mi estómago.

Anna: Vaya cita eh-se quedó helada al decir eso- digo, si esto cuenta como una cita. Eh...-se ruborizó
Yo: Claro que cuenta-le sonreí y ella me respondió
Anna: Entonces es la cita más rara que he tenido-rió y yo le seguí

Continuará...

lunes, 8 de agosto de 2011

Capi. 127*


John poco a poco fue acercándose al niño. Cuando estaba a medio metro de él, le colocó la mano en la cabeza e inmediatamente el niño la levantó para voltearlo a ver. John quedó perplejo al ver que el niño ya no era Julian, sino él, John Lennon de cinco años. Dio un salto de la cama y cayó al suelo. Alguien lo llamó por su nombre e intentó levantarlo, pero John lo empujó.
Alguien gritó su nombre de nuevo y se acercó para darle una cachetada. Era Paul.

Paul: Qué demonios te pasa, John?
John lo volteó a ver con cara de horror.
John: Qué me pasó?
George: Comenzaste a gritar el nombre de tu hijo...
Ringo: Lo que nos despertó a todos .-dijo de mala gana
George: Y de la nada diste un salto y caíste. Qué pasó?
John recordó todo.
John: No... no pasó nada. Sólo una pesadilla. Ahora si me disculpan, pueden irse.
Paul: En serio John...-insistió
John: Váyanse y déjenme dormir.

Los llevó hasta la puerta y ya afuera ellos se las cerró. Se dio vuelta y se deslizó en ella. Dobló sus piernas, colocó sus codos sobre ellas y apoyó la cara en sus manos. Sin darse cuenta, estaba llorando.

A la mañana siguiente seguía mal. Los chicos no entendían por qué, y trataron de que les contara, pero se negó. Paul me llamó en la tarde ya que estaba preocupado por John.

Yo: Pero qué quieres que haga exactamente?
Paul: Sólo sácale información, reanímalo
Yo: Está bien, voy para allá
Oí un grito de la otra linea que decía algo como ''Trae a Aisha!'' supuse que era Ringo.
Paul: Ya lo oíste-suspiró
Reí y colgué el teléfono.

Salimos rumbo a la casa Beatle. Paul nos esperaba con comida ya hecha y Ringo le había ayudado. Los dos salieron a recibirnos. Paul se acercó a mí, me besó y luego se separó.

Yo: Cómo está?-refiriéndome a John
Paul: Nada más baja para comer. Sugiero que hables con él después de la comida. Para que no sospeche que te mandamos nosotros y lo puedas notar por ti misma.
Yo: Está bien

Entramos a la casa y ya todo estaba servido. Primero bajó George. No le quise ni voltear a ver. Y luego John. Venía muy serio, y ni siquiera se acercó para saludarme.

La comida fue muy incómoda, todo fue en silencio y nadie se hablaba. Faltaba John, el John que siempre nos hacía reír en cada comida. Este John no estaba ahí, estaba encerrado y no quería salir.

Luego luego terminaron los alimentos, se subieron a sus habitaciones. Menos Ringo y Paul, que nos acompañaron a dejar todo a la cocina. Paul me guiñó el ojo en signo de que subiera ya a hablar con John. Subí el pasillo, con miedo a toparme con George, pues no había hablado con él y no sabía sus intenciones. Para mi suerte estaba tocando la guitarra encerrado en su cuarto, eso significaría que no saldría. Llegué a la habitación de John. Me detuve, suspiré y toqué la puerta. Esperé, pero nadie abrió. Volví a tocar, pero nada. Entonces fue cuando la abrí. John estaba sentado en el suelo, con sus piernas flexionadas y abrazadas por sus brazos, con la vista en el suelo.

Yo: John?
Me oyó, inmediatamente me volteó a ver, y pude ver que estaba llorando pues tenía los ojos llorosos.
John: Ah? (Tn)... Qué pasa?-decía mientras se limpiaba las lagrimas dándome la espalda para que no lo notara

Se levantó del suelo y se sentó en la cama haciéndome una señal de que le acompañara.

Yo: John... estás bien?-pregunté mientras me sentaba en su cama
John: Sísí. Por qué lo preguntas?
Yo: Porque se ve que lloraste.-En eso me volteó a ver, mi miró por unos segundos, y luego se volteó- John, por favor. Puedes contar conmigo.

Me volvió a ver a los ojos, pero esta vez se le fueron poniendo llorosos. Cuando ya no aguantó, se tiró hacia mí y me abrazó llorando.

John: Lo extraño (tn), los extraño!!
Yo no entendía nada de lo que me estaba diciendo. Extrañar? A quién?
Yo: A quién?
John: A mi hijo y esposa.

Cuando oí eso, sentí como un golpe en la espalda. John estaba casado? Tenía un hijo! Y había tenido novia mientras tanto?... por qué? Pero no importaba, John estaba dolido y tenía que apoyarlo. Cuando ya se calmó un poco, se alejó de mí y comenzó a contarme todo. Me decía que extrañaba a su hijo, e incluso a su esposa, pero que no los podía ver.

John: Cynthia me descubrió con una chica, entonces se enojó bastante y para que se alejara de mí, Brian le dio un dinero a ella y a Julian, pero yo no podría verlos. Yo no quería eso (tn). Brian lo quiso y no me dejó ni explicarle a Cyn que yo no estaba de acuerdo en eso. Ahora no sé ni dónde están. Soñé a Julian de cinco años...
Yo: Qué edad tiene?
John: Uno y medio.

Lo abracé y le acaricié el pelo. Estuve con él una media hora, hasta que se durmió en mis brazos. Lo acosté en su cama y salí del cuarto. Me dirigí a la escalera para bajar con los chicos, pero para mi mala suerte, en el pasillo me topé con George. Iba hacia las escaleras, cuando sentí que alguien me agarró del brazo y jaló de él, metiéndome a una habitación. Me tapó la boca y le puso seguro a la puerta. Traté de gritar pero no podía. Me pegó contra una pared. Con una mano me sostuvo con la que le estaba golpeando, y a mí otra mano la colocó en mi boca y sobre ella, la suya.

George: Nadie te va a hacer caso. Paul se fue con Ringo y Aisha-decía aún con su mano en mi boca. (Tn) tenemos que hablar. Te soltaré, pero por favor, necesitamos hablar. Me lo prometes?
Me le quedé viendo fijamente unos segundos, para luego asentir con la cabeza. Me fue soltando poco a poco y yo no hice ningún movimiento. Volteé mi vista al suelo, no lo quería ver.

George: (Tn) yo te amo. Y yo sé que tú también, porque te escuché la vez que estaba mal.
Cuando escuché eso, rápidamente lo volteé a ver.
George: Por favor dilo de nuevo aunque sea una vez.
Yo: George... es que yo... yo amo a Paul y no, no puedo.

Sin decir nada, me tomó por los hombros y me acercó a él. Pude sentir sus labios carnosos chocar con los míos, amoldándose perfectamente unos a otros. George lloraba mientras lo hacía, sabía que iba a ser el último beso que nos daríamos.

Continuará...

Chicas, muchas gracias por sus comentarios, en serio. A las que apenas están empezando a leer mi novela y que ya llegaron hasta acá x) Muchas, muchas gracias. Y obvio a las que leen también!

sábado, 6 de agosto de 2011

Capi. 126*


Iba en el penúltimo botón de la camisa de Paul, cuando de repente la puerta se abrió y aparecieron unos ojos que nos miraban a Paul y a mí con susto, era Aisha. Rápidamente me alejé de Paul, mientras él se abrochaba la camisa. Para romper el silencio incómodo, yo hablé.

Yo: Y... trajiste las cosas?
Aisha: S-Sí... voy a ponerlas en la cocina- tartamudeó
Yo: Está bien-asentí

Cuando Aisha se fue, los dos nos volteamos a ver y empezamos a reír a carcajadas.

Paul: Ok... eso estuvo raro
Yo: Demasiado
Seguíamos riendo.

Paul: Y por qué fue?
Yo: Por las bebidas porque pedimos pizza, y por saldo para llamarle a su Ritchie
Paul: Desde que andan, Ringo no se despega del teléfono.
Yo: Já.-bufé-. Y eso que tú no duermes con él en la misma habitación...
Paul: Por?
Yo: Aisha no me deja dormir! Aún en la madrugada siguen hablando-le miré con cara de frustación fingida

Paul colocó una mano en mi brazo, jaló delicadamente de él, quedando yo a unos cuántos centímetros de su pecho, y su mirada fija en la mía.

Paul: Te amo (tn)-colocó una mano sobre mi cabeza, y comenzó a acariciar mi pelo

Yo me acerqué más a él, y le abracé.

Yo: Quédate aunque sea un rato
Paul: Segura?
Yo: Sí, quédate. Sirve que aquí comes

Me alejé de él, le sonreí y él se acercó para rozar nuestras narices y besarnos.

La tarde nos la pasamos en la sala bromeando con Paul, y jugando con la consola al mismo tiempo. Fue cuando dieron las siete y decidió que lo mejor era irse.

Llegó el día en que los Ramones se marcharían, y yo había organizado un salida sólo con Joey. Me había encariñado con él los días que pasamos juntos y sabía que me iba a ser difícil despedirme. Fuimos a dar un paseo por la ciudad. Fuimos a parques donde habían unas cavinas de fotos y aprovechamos para tomarnos unas. Joey se quedó con unas y yo con otras. Al final fuimos a un restaurante en donde sería nuestra despedida.

Joey: (tn), quiero darte algo.

Buscó entre sus bolsillos sacando un morralito, el cual contenía lo que me iba a dar.
Me lo entregó y sonrió.

Joey: Espero te guste.

Abrí el morral, encontrándome con una pulsera de tela color morado y blaco. La saqué y la estiré. Pude ver que traía el nombre escrito de ''Joey''. Lo miré extrañada, pero pronto él levantaría su mano para darme a entender que tenía otra igual, solo que con mi nombre.

Joey: Yo las hice
Yo: Oh, Joey! Es muy lindo!

Me paré para abrazarle y agradecerle.

Yo: Yo no te traje nada... soy una estúpida.
Joey: No te preocupes, con venir conmigo es más que suficiente -sonrió- y quiero darte otra cosa...

Sacó un papel de otro de sus bolsillos, y me lo entregó.

Joey: Es la dirección de mi casa. Puede sonar raro... pero si llegas a ir a Estados Unidos, por favor, no dudes en visitarme o llamarme.
Yo: Claro que un día iré, y te visitaré Joey

Después de comer, pagamos la cuenta y salimos del lugar. Afuera sería la despedida.

Joey: Bueno... fue todo un placer conocerte pequeña
Yo: Pienso lo mismo
Joey: Espero volverte a ver, (tn). Cuídate y...

Antes de poder decir otra cosa, me lancé sobre él para abrazarle. Se sorprendió al principio, pero me siguió. Comencé a llorar y él sólo me dio unos golpesitos en la espalda. Siempre me habían dolido las despedidas a mí, y más de este tipo...

Joey: Calma cariño, o me vas a hacer llorar a mí también.
Ambos reímos.

Yo: Te extrañaré Joey, y diles a los chicos que me perdonen por no poder ir a despedirme personalmente, pero ya sabes lo de la universidad y...
Joey: No te preocupes, yo les haré saber- acarició mi cabeza

Después de unos minutos, nos fuimos separando, y ambos tomamos nuestro camino.

Pasaron las semanas, y los Beatles nos visitaban o nosotros a ellos como costumbre. También llegó el día de mudarnos, habíamos comprado una casa como a siete minutos de la suya, y ya habíamos empezado a empacar todo. Me despedí de mi madre, le agradecí, y le prometí que la visitaría. También le di la dirección de la casa nueva.

Cuando llegamos a nuestra casa, cada quién eligió su habitación. Y por fortuna cada quién iba a tener una. La verdad es que ya me tenían aturdida Ringo y Aisha con sus llamaditas hasta las dos de la mañana.

La casa contaba con tres habitaciones, y una la íbamos a dejar para las visitas. Teníamos un baño, el cual tenía puerta a las dos habitaciones de Aisha y la mía. Era de dos pisos, y era perfecta.

Habíamos organizado una fiesta con los chicos, donde al final nos darían la noticia del viaje a los Ángeles.

John: Es en cuatro semanas.- decía emocionado
Yo: John? Tú emocionado por un viaje?
John: Es porque ustedes vienen con nosotros
Ringo: Entonces no te alegras cuando yo voy contigo?

John le volteó a ver mal.

Un poco después, los chicos se marcharon y nosotras nos fuimos a dormir. Esa noche John tendría un sueño, el cual lo invadiría durante el resto de la semana. Se encontraba en Strawberry Field, pero no estaba solo. Una mujer y un niño le acompañaban... al parecer era su familia. John le propuso al pequeño llamado Julian, jugar a las escondidas. Él aceptó contento y salió corriendo para esconderse, ya que su papá se quedaría a contar. Cuando terminó, John fue a buscar al pequeño. ''Julian! Voy a dar contigo!'' ''Será mejor que salgas'' ''Voy a ganarte, pequeño mounstro.'' De pronto, comenzó a escuchar Sollozos, los cuales captaron su atención. Comenzó a buscar de dónde provenían. Buscaba cada vez más apurado... y no lo encontraba. Hasta que de pronto los encontró. Un pequeño niño se encontraba sollozando sentado en el pasto con las piernas cruzadas y sus brazos abrazándolas, mientras se cubría el rostro entre ellas.

John: Julian, eres tú? Qué pasó?

El niño no le respondía, seguía llorando. Poco a poco John se fue acercando a él...

Continuará...

Aquí les dejo su capítulo, para no verme gacha :3
Y chicas, les agradezco mucho a las que comentan, en serio, sirven de motivación c:
Y también a las que la leen, sin ustedes esta novela no sería nada. Aquí me despido, espero que les haya gustado. Cuídense y adiós!

jueves, 4 de agosto de 2011

Capi. 125*


Aisha: Qué pasó?
Yo: Ven, te explico

Se fue a sentar a lado mío, y comencé a contarle todo.

Aisha: (tn)…
Yo: Lo sé, hice mal, jugué con los dos.

Ella colocó una mano en mi espalda, y torció el gesto.

Aisha: Bueno, pero Paul también tuvo la culpa. Andar coqueteándole a las tipas esas…
Yo: Yo lo amo a Paul, pero… no sé…

Volví a llorar y Aisha me abrazó. Después de estar hablando un rato, nos fuimos a dormir.

Esa semana que no iban a estar los chicos, nos dispusimos a ver casas para mudarnos ya que íbamos a entrar a la universidad. Junto con los Ramones fuimos a verlas, y con quienes pasamos la mayoría de la semana ya que en dos semanas ellos se devolverían a Estados Unidos.

Llegó el día en que los Beatles llegarían…

Aisha: Ándale (tn), acompáñame.-me rogaba, tratando de pararme del sillón-.
Yo: No quiero ver a esos dos.
Aisha: Pues no los veas. Anda, ve a Ringo y a John. Hazlo por ellos…
Yo: No.
Aisha: Por favor, por favor, por favor.-ponía cara de perro-.
Yo: Ay, está bien.

Me levanté del sillón, agarré mi bolsa y nos fuimos directo a la estación de trenes en taxi. Todo estaba lleno de fans, pero por suerte unos guardias que sabían que yo era la novia de Paul porque me habían visto con él, me dejaron pasar junto con Aisha.

Cuando llegó el tren, ellos bajaron e inmediatamente nos acercamos. Claro, yo estaba más distante.

John: (tn)!-corrió hacia mí y me abrazó- cuánto tiempo!
Yo: Sólo fue una semana, John
John: Para mí es mucho
Yo: Supongo que vendrás cansado
John: Demasiado
Yo: Bueno, vamos-sonreí-

Pasó su brazo por mis hombros, y nos fuimos directo hacia la salida. Una limusina los llevó a su casa, donde ellos nos invitaron a entrar, pero sabiendo nosotras que estaban muy cansados, les dijiste que otro día sería. Ellos aceptaron, y nos dejaron ir.

Paul: Ni siquiera me volteó a ver.

Todos se encontraban en la sala.

John: Tú que andas de coquetón.
Ringo: Qué bueno que no perdiste el sentido del humor, John.
Ringo leía el periódico, y al parecer también prestaba atención a la plática de sus compañeros.
John: Cállate Ringo, que contigo no hablo.
Ringo: Lo estás haciendo-sonrió-.

John le volteó a ver mal, pero luego le ignoró.

John: Bueno, yo voy a dormir, que ando cansado.
Ringo: Te acompaño.
John: No gracias, el homosexual es Paul.
Ringo: Imbécil.-lo volteó a ver mal-.

Los dos subieron, cada quién a sus respectivas habitaciones dejando a Paul y a George en la sala.

Era tan incómodo el ambiente que Paul no resistió y mejor fue a la cocina. Pero lo pensó antes de entrar. Se dio vuelta y volvió a la sala para decirle algo a George, algo que pensaba hacer desde hacía mucho tiempo.

Paul: Sólo quiero decirte que no quiero que te acerques a (tn). Ella es MI novia.
George: Eso será difícil... o mejor pregúntale qué hicimos el día que nos marchamos.
Paul: Qué?-preguntó extrañado
George: Sí, nos besamos... lo que hace la gente cuando se atrae o... ama-enarcó las cejas
Paul: Se besaron!?
George: Sí! No sabes? Cuando dos personas juntan sus bocas y.-hizo sonidos de beso-.

Paul se acercó corriendo para darle un puñetazo, pero George fue más rápido y huyó al segundo piso.

George: Si no me crees, pregúntale.-reía desde arriba-. Oh, espera... no te habla!

Siguió riendo, y entró a su habitación. Paul que estaba demasiado enojado, tomó su abrigo, las llaves del carro y salió directo a mi casa. Alguien tocó la puerta, supuse que era la pizza que había pedido, pero para mi suerte no era el de la pizza, sino Paul. Me le quedé viendo tres segundos, pero por la rabia que sentía no le dejé pasar, y decidí cerrar la puerta... pero algo lo impidió. Era Paul, que había colocado el pie entre la puerta para que no pudiera cerrarla. Él la abrió de nuevo, entrando en la casa.

Paul: Qué pasó entre George y tú el día que nos fuimos?-me preguntó con los ojos entre cerrados
Yo: Eh? No sé de qué hablas -mentí
Paul: Me juzgas mientras tú me engañas a mis espaldas con él!
Yo: Eso te dijo? Está loco, yo nunca te engañaría. Ahora... Ve-vete!

Le tomé del brazo para sacarlo, pero se safó.

Paul: Dime la verdad, (tn)
Yo: Te estoy diciendo la verdad, es tu problema si no me crees. Ahora largo.

Abrí la puerta, y le señalé la salida. Paul me miró unos segundos, pero al entender que no cedería, bajó la vista y se encámino hacia la salida. Reaccionó rápido; tomando mi brazo y estrellándome contra la pared. Nos miramos el uno al otro, las miradas bajaron a los labios del otro, y después de eso Paul se acercó para besarme. Al principio me negué, pero empecé a ceder conforme se aceleraba el beso. La respiración de ambos comenzó a agitarse, y cada quien le quitaba las prendas al otro. La ropa caía al suelo y no nos importaba.

Continuará...